martes, 23 de octubre de 2012

Las TIC y la conformaciòn de nuevos modelos de organizaciòn social

Por. Jeniffe Carrizales

 La historia de la humanidad se ha caracterizado por rasgos o elementos particulares que definen las bases de su organización social, su comportamiento humano y la  forma como las instituciones responden y se organizan a su entorno. 

 Estos elementos marcan de algún modo épocas históricas. Así como la imprenta, la  máquina a vapor marcaron una época, de la misma manera las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han marcado una nueva forma de organizarse, comunicarse, relacionarse, trabajar, investigar, producir conocimiento, divertirse, etc.

El uso intensivo de las TIC y por ende el acceso a la información genera una mutación de los sistemas de producción, la organización del trabajo y las pautas del consumo cuyos efectos pueden ser comparables a los de la primera revolución industrial.

 Nuevos son los tiempos, nuevas son las exigencias a partir de este “nuevo orden social” que nos plantea el uso de las TIC.  Berrizbeitia (2005) nos ilustra sobre este contexto afirmando que “…las tecnologías, en especial las telecomunicaciones y la informática, se asomaban como elementos que podrían variar el entorno de los ciudadanos, pudiendo llegar a condicionar el comportamiento de comunidades, gobiernos y mercados. 

 Nada es menos cierto.  El ahora es mañana” como dice el cantautor español Sabina,  en una de sus canciones. Estos cambios producto del uso de las TIC que fue profetizado por varios visionarios nos presentaban un futuro que tardaría en llegar,  y que ahora que lo tenemos, aún en algunos países no se ha asimilado del todo. 

La importancia de las TIC no es la tecnología en si misma, sino el hecho de que permita el acceso a la  información, al conocimiento y las comunicaciones,  elementos cada vez más importantes en la interacción económica y social de los tiempos actuales.

 Esta situación es indetenible; al parecer inevitable. Algunas sociedades como las de Europa y de Norte América, han asumido estos cambios apropiándose de este vital recurso tecnológico, sin embargo algunos investigadores como Levis (2006), Ambrosi y otros (2005) mantienen posturas escépticas sobre la importancia de las TIC, diciendo  que tal importancia ha sido impuesta por grupos hegemónicos y que ha sido promovida principalmente por organismos y foros multilaterales como la UNESCO, UIT, BID, OCDE, etc. y por grandes corporaciones comerciales con apoyo de los gobiernos y de los medios de comunicación.

 Habría que preguntarse si el uso de las TIC y su propagación más que liberación promueven una nueva manera de dominación de los países productores de tecnología  (Japón, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, Francia, Rusia, Canadá, Italia) sobre los países consumidores de tecnología (Bolivia, Guatemala, Perú, Venezuela, entre otros).

 Esta nueva sociedad que se está desarrollando donde el uso de las TIC, el flujo y el procesamiento de la información son sus principales características ha sido denominada por varios autores y organismos multilaterales como: Sociedad de la Información (SI) y/o  Sociedad del Conocimiento (SC).

 Wainer (citado en Levis, 2004) creador de la cibernética, hace más de 50 años anunciaba el advenimiento de una SI cuya base organizativa, imaginaba era la circulación sin trabas de la información, a la que consideraba como una nueva materia prima.  Tanto Wainer y Masuda (citados en Levis, 2004) visionaban la SI como una sociedad de libertades e igualdad de oportunidades, sin clases sociales, en donde florecería la creatividad cognoscitiva individual.

 La información y su procesamiento pasó a ser el “la nueva gallinita de los huevos de oro” y la columna vertebral de estas nuevas sociedades y nuevos modelos de desarrollo, su importancia en los sistemas de producción se compara según Ambrosi y otros (2005) con el agua y la energía, donde se dio paso de  Sociedades Agrícolas a Sociedades Industriales.

 Así pues, la SI es definida por la Comunidad Europea (1997) como aquella que actualmente se desarrolla, en la cual las tecnologías poco costosas de almacenaje y de transmisión de información y de datos son accesibles a todos.  Esta generalización de la utilización de información y de datos está acompañada de innovaciones organizacionales, comerciales, sociales y jurídicas que cambiarían en profundidad la vida, tanto en el mundo del trabajo como en la sociedad en general. 

No obstante a pesar de la caracterización de la SI citada de Wainer, Masuda y la definición de la Comunidad Europea, sobre las bondades de este nuevo modelo de organización social, es contradictorio a las pretensiones de los países productores de tecnología que veían el control de la información como vía para nuevos proyectos mercantilistas.  

 El modelo de desarrollo basado en el consumo de la energía se estaba agotando, las nuevas  posibilidades de desarrollo económico y la subsistencia del sistema imperante apostaban a una nueva manera de explotación del mercado: La información.   Así entonces se inicia la populurarización, mercadeo o venta  de un nuevo modelo de sociedad llamado Post industrial,  Sociedad de la Información y/o Sociedad del Conocimiento con la promesa de que el desarrollo económico y social sería su principales característica.

 A partir de allí se genera toda una inversión propagandística y mediática sobre esta nueva sociedad que se estaba generando. En los años 1970 es  cuando la verdadera revolución informática era proyectada desde los Estados Unidos. El uso de las TIC en las Universidades Californianas de Stanford y Berkeley marcó el inicio para que la computadora pase de ser vista como amenaza de las libertades a verse como herramienta  de liberación y comunicación. 

 Esto se expresa claramente en el plan propuesto por el Vicepresidente Al Gore (1994); en el gobierno del Presidente Bill Clinton (1992-2000) de los EEUU, llamado Infraestructura Global de Información, con el cual se pretendía crear redes de inteligencia distribuida que proporcionaría un crecimiento económico, el fortalecimiento de la democracia, una mejora en el tratamiento de la salud y soluciones a los desafíos ambientales, globales y locales, todo esto conducido por inversores privados.  

 Los sueños de investigadores de la construcción de una “verdadera sociedad” sustentada en valores democráticos, de igualdad e inclusión  se limitó sólo a buenos deseos… La ambición de supremacía social y los intereses de los grandes centros de poder económico por mantener el poder hegemónico seguían expresados en éste y nuevo y  mesiánico modelo de organización social que se promocionaba.

 A pesar de las pretensiones capitalistas de los países productores de tecnología en privatizar la información, éstas se veían en cierta formas, obstaculizadas por movimientos sociales, culturales, academicistas y científicos sociales o pensadores sociales, que alertaban sobre el fin meramente mercantilista de la información dejando de ser un bien público.  Un ejemplo de estos movimientos lo representaba la comunidad “Hacker” quienes nacieron en contraposición a las posturas conservadoras y hegemónicas de los EEUU y Europa.  Los Hacker defendían la idea de que la información y los detalles de los sistemas de programación informática debían ser compartidos, en correlación a lo planteado en su momento y con mucha anterioridad por  Wainer y Masuda (citado en Levis, 2004).

 En la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI) convocada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y organizada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) (2003) se presenta la información como un asunto de infraestructuras y de técnicas y sin embargo desde sus espacios surgieron también nuevas interrogantes sobre el cambio mundial de la sociedad con respecto al uso de las TIC y la información.  Pese a los principios con contenido social que se pretendían expresar en esta CMSI, quedaban al descubierto con mayor claridad posturas estadounidenses y europeas con intereses meramente económico-empresariales que se escondían en un “modelo de SI o SC”.  

 Mientras los organismos multilaterales como la UNESCO manifestaba sobre la necesidad y la democratización del acceso de la información para el desarrollo de los pueblos,  en la segunda CMSI de Ginebra en el 2005 se debatían temas como: propiedad intelectual y la gobernabilidad de Internet. Países como los EEUU bloqueaban y postergaban la posibilidad, importancia y avance sobre estos temas.

Homogenizar al mundo bajo los “beneficios” atribuidos al nuevo modelo de sociedad eran los objetivos de algunos países de Europa y los EEUU.  Tales promesas son encontradas en la Web oficial de la UIT:

 
“El mundo moderno está experimentando una transformación fundamental a medida que la sociedad industrial que marcó el siglo XX  va a la deriva a gran velocidad hacia la Sociedad de la Información del siglo XXI.  Este proceso dinámico anuncia un cambio fundamental en todos los aspectos de nuestras vidas, incluyendo la difusión de los conocimientos, el comportamiento social, las prácticas económicas y empresariales, el compromiso político, los medios de comunicación, la educación y la salud, el ocio y el entretenimiento. Nos encontramos sin duda en medio de una gran revolución, tal vez la mayor que la humanidad haya experimentado.  Con el fin de poder beneficiar a toda la comunidad, el crecimiento exitoso y continuo de esta nueva dinámica requiere una discusión a nivel mundial”


 
Estas transformaciones descritas en la Web de la UIT sobre el “bienestar social” que originaria la transición a la nueva sociedad (SI o SC) causa muchas contradicciones. La desigualdad social, brecha digital, analfabetismo, pobreza, crisis financiera, etc., seguían estando presente en estas sociedades.  Quedaba en evidencia que el interés de estos organismos y países productores de tecnología, no respondían  a valores relacionados con la búsqueda de la libertad, democracia, solidaridad e igualdad.  Las acciones y posiciones de estos países y organismos multilaterales dejaban ver oscuras presunciones a través de la promoción de estas nuevas sociedades (SI o SC).

 A pesar de esto, diversos grupos, organizaciones de acción mundial, regional y local de países productores y no productores de tecnología con pensamiento humanista y progresista, se han dado a la tarea de abrir debates sobre el cuestionamiento de estos enfoques únicos de sociedad.  Existe una franca resistencia a la lógica mercantil por encima de la salud, la cultura, el medio ambiente y el desarrollo en general.  Se sigue luchando porque el interés común  no este subordinado al dogma que según el cual nada debe trabar el intercambio mercantil, que siempre que sea “libre” seria la fuente fundamental de crecimiento y bienestar.  Ambrosi y otros (2005).

 Ahora bien, el problema no radica en el uso de las TIC, ni en el vértigo que produce tanta información en los países consumidores de tecnología, tal vez sea la promoción e imposición de un nuevo modelo de desarrollo económico en contextos sociales y económicos diferentes. Modelo de desarrollo que para muchos responde al continuismo del poder hegemónico que poco se corresponde a las necesidades e intereses reales de los pueblos consumidores de tecnología. ¿Qué hacer? 

Continuara....`....